Henry Hazlitt nos explica en el tercer capítulo de su libro, La economía en una lección, que las obras públicas solamente incrementan las cargas fiscales. Esto se debe a que las obras públicas son realizadas por medio de organizaciones y presupuestos gubernamentales. El gobierno obtiene su presupuesto a través del cobro fiscal, es decir, de los impuestos que pagan todos los ciudadanos y habitantes del país. Esto significa que si el gobierno necesita aumentar su presupuesto, entonces debe cobrar más impuestos. Las obras públicas que se realizan por las organizaciones gubernamentales necesitan capital y presupuesto, por lo que nuestros impuestos se ven relacionados directamente con dichas obras. Mientras más obras públicas se realicen, más cargas fiscales se estarán cobrando a los contribuyentes.
Ayer leí un artículo en la prensa acerca del programa conocido como Mi Familia Progresa, que está encargado a la esposa del presidente. Este programa se encarga de contribuir con familias que viven en la pobreza al ofrecerles Q300 mensuales. Esta es una obra pública que necesita de dinero para distribuir a todas las familias mencionadas, generando un presupuesto. El presupuesto que se desea emplear se utilizará para ceder la cantidad acordada de dinero a una cantidad cerca de medio millón de familias en municipio pobres en el país. El dinero para este programa se obtiene del presupuesto de la Secretaría de Coordinación Ejecutiva de la Presidencia (SCEP). Se cree que para incrementar el número de familias que se beneficiarían de este programa va a ser necesario un incremento en los cobros fiscales, para que así nuestros impuestos puedan contribuir con las familias que viven en extrema pobreza. Esto sucede tal y como lo explica Hazlitt en su libro cuando dice que las obras públicas incrementan los impuestos. Yo estoy de acuerdo en que los impuestos se utilicen para ayudar a familias que sufren con la pobreza, pero creo que la manera en que lo hacen no es correcta. De nada sirve darles dinero a las personas si sólo van a gastarlo, sin mejorar su estado de vida de alguna manera. Creo que lo mejor sería invertir este dinero para capacitar a los adultos de estas familias, de modo que puedan volverse personas activas en la producción y en la economía nacional. Con esto, estas personas podrán llegar a ser independientes económicamente y además podrán generar ganancias para Guatemala. La iniciativa de Mi Familia Progresa, a pesar de tener buenas intenciones, no cumple con la lección de Hazlitt que dice que en la economía se debe de buscar el beneficio para todos a largo plazo. En este caso, no hay beneficios a largo plazo para nadie, porque las familias afectadas por la pobreza no mejorarán su calidad de vida y todos los demás se verán afectados por las alzas en los impuestos para contribuir a este programa. Además de todo, creo que el mayor problema en este caso es que, siendo realistas, sabemos que parte del presupuesto para este programa no se utiliza para ello, sino que es tomado por quienes nos gobiernan para su propio beneficio. Esto demuestra que nuestros impuestos aumentan sólo para beneficiar a quienes no los necesitan, tomando como excusa las obras públicas para aumentar las cargas fiscales.