martes, 18 de noviembre de 2008

Wisa pervierte la ley


Según Federico Bastiat en su obra, La Ley, la ley es la organización colectiva del derecho individual de legítima defensa. Esta es creada por los funcionarios del Estado para que se respeten los derechos individuales y se mantenga el orden. La ley busca la organización por medio del control de la fuerza que tiene el Estado. Esta sirve, entonces, para mantener el orden y defender los derechos individuales, sin meterse en otros asuntos ajenos a la función para la que fue creada. La función del Estado es utilizar la fuerza para cumplir con las normas creadas por los legisladores. El problema es que, muchas veces, la ley se pervierte por personas que buscan beneficiarse de ella de alguna manera. Las maneras en las que se puede pervertir la ley es por medio de funciones no legítimas, la legalización de la expoliación y que la legítima defensa por parte del Estado no cumple con los derechos individuales. La expoliación es un término utilizado por Bastiat para expresar que se le quita la propiedad a alguien, en este caso, su dinero y capital. La expoliación es legalizada por la perversión de la ley cuando el Estado nos impone impuestos para realizar obras públicas o dárselo a otras personas. Las funciones no legítimas hacen que las personas actúen erróneamente y lograr que se pervierta la ley. La ley se puede pervertir porque existe egoísmo falto de inteligencia o una falsa filantropía. El egoísmo falto de inteligencia provoca que las personas busquen su propio beneficio por medio de pervertir la ley e incluso entrar en la corrupción, sin importarles que estén violando los derechos individuales de otras personas y que los estén afectando enormemente. La falsa filantropía provoca que el Estado busque ayudar a los demás y les proporciona bienes y dinero, pero el problema es que lo hace con el dinero que le remueven a todos por medio de los impuestos, viéndose también afectados los “contribuyentes”, quienes pudieron utilizar ese dinero para su beneficio o producción.
Leí en la prensa del 3 de noviembre un artículo que habla sobre la petición de la Procuraduría General de la Nación (PGN) a la Sala Quinta del Tribunal de lo Contencioso Administrativo para anular el contrato que se hizo con el Grupo Wisa de Panamá para arrendarle a esta compañía un total de 10 locales en el aeropuerto, alegando que este grupo no realizó los procedimientos de cotización pública y otros aspectos que se encuentran en el reglamento tarifario de los servicios aeroportuarios y de arrendamiento en los aeródromos. Según este artículo, podemos ver que Wisa no cumplió con los reglamentos y las tarifas necesarias para tener arrendados los locales en el aeropuerto. De esto, podemos inferir que, de algún modo, este grupo obtuvo privilegios y beneficios para hacerse con el monopolio de estos comercios. Esto es una muestra clara de la perversión de la ley, ya que le da beneficios de monopolio a este grupo sin cumplir con los requisitos que otros grupos si cumplían. Se puede ver que, en este caso, la ley se pervirtió por un egoísmo falto de inteligencia. Este egoísmo se demuestra por parte de Wisa, entidad que buscó conseguir beneficios para contar con los locales en el aeropuerto, sin importarle el hecho que esto afecta a muchos comerciantes que deseaban arrendar dichos locales y que si cumplían con los requisitos para hacerlo. Se puede ver cómo la ley se pervierte también con el probable egoísmo de los funcionarios, quienes seguramente aceptaron comisiones y sobornos para darle los beneficios de arrendamiento de los locales a Wisa. Este es un claro ejemplo de la manera en que la ley se puede pervertir con el egoísmo falto de inteligencia.